El lujo hedonista era palpable durante la década de los 80 en la maison francesa Emanuel Ungaro, una filosofía que encumbró las riendas de la casa.
Ahora, treinta años después, y tras alguno de mala prensa, el diseñador Giles Deacon se hace con la voz de la casa, desde su creatividad y su savoir faire; y es que este diseñador británico se toma su trabajo como muy juego muy serio.
"...entre la diversión y el drama", con esta doble lectura convierte a sus colecciones en una especie única, para cada estilo y tipo de mujer. Idealizar un prototipo es antiguo.
Con un currículum intachable, y pasando de ser una promesa al éxito rotundo, las firmas donde ha dejado patente su sello han sido desde Gucci, Bottega Veneta, otra vez Gucci con Tom Ford y desde el 2003 con su propia firma.
Quédate con su nombre.
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Ahora, treinta años después, y tras alguno de mala prensa, el diseñador Giles Deacon se hace con la voz de la casa, desde su creatividad y su savoir faire; y es que este diseñador británico se toma su trabajo como muy juego muy serio.
"...entre la diversión y el drama", con esta doble lectura convierte a sus colecciones en una especie única, para cada estilo y tipo de mujer. Idealizar un prototipo es antiguo.
Con un currículum intachable, y pasando de ser una promesa al éxito rotundo, las firmas donde ha dejado patente su sello han sido desde Gucci, Bottega Veneta, otra vez Gucci con Tom Ford y desde el 2003 con su propia firma.
Quédate con su nombre.
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