Nunca me gustó el domingo...hasta que empecé a pluriemplearme y dejé de ser persona entre semana para ser algo mas parecido a una trabajadora sólo y exclusivamente pegada a un ordenador...Ahora, adoro la tarde del domingo, las siestas interminables hasta bien entradas las 6, con los débiles rayos de sol entrando a través de la persiana...sin demasiadas prisas por dar la bienvenida a un nuevo día, maldito lunes...y vuelta a empezar...seguire soñando que todos los días son domingo, para mantener la libertad de espiritu, lejos del estrés de la ciudad, lejos de los horarios...
No hay comentarios:
Publicar un comentario